¿Solidaridad, Ministro? Crítica a la Atención de Guerrilleros de las FARC en el Hospital Militar

La reciente decisión del Gobierno de permitir que guerrilleros desmovilizados de las FARC reciban atención médica en el Hospital Militar Central de Bogotá ha generado una ola de indignación y controversia. El Ministro de Defensa, Iván Velásquez, hace un llamado a la “solidaridad” en pro de la reconciliación, pero ¿es realmente esta la mejor manera de honrar a quienes han servido al país con lealtad y sacrificio?

Rechasamos a la guerrilla en el Hospital Militar

Contexto Histórico: El Legado de Violencia de las FARC

Para entender la magnitud de esta decisión, es esencial recordar el legado de violencia que las FARC han dejado en Colombia. Entre 1964 y 2016, este grupo insurgente cometió aproximadamente 36,491 homicidios, según informes. Además, perpetraron 399 masacres entre 1955 y 2013. Estas cifras no solo representan números, sino que reflejan vidas humanas destruidas y familias deshechas.

Las FARC también fueron responsables del desplazamiento forzado de cerca de 52,911 personas, arrancándolas de sus hogares y comunidades, obligándolas a vivir en condiciones precarias y deshumanizantes. A esto se suman los 3,335 delitos sexuales cometidos, dejando una estela de trauma y sufrimiento que perdura en sus víctimas.

https://es.wikipedia.org/wiki/Conflicto_armado_interno_de_Colombia

La Indignación de los Militares

La reacción de los militares en retiro no es una mera manifestación de descontento, sino un grito de justicia. Estos hombres y mujeres, que arriesgaron sus vidas y su bienestar físico y mental en la defensa de la nación, sienten que su sacrificio está siendo menospreciado. El Hospital Militar Central ha sido un refugio para aquellos que han servido a la patria con honor, y permitir que exguerrilleros accedan a sus servicios es visto como una afrenta a su legado y a su dolor.

¿Solidaridad o Injusticia?

El ministro Velásquez argumenta que la atención médica para los desmovilizados será pagada por Fondepaz y que negarles esta asistencia sería injusto, dado que muchos de ellos buscan reintegrarse a la sociedad. Sin embargo, esta perspectiva ignora la profunda herida que la inclusión de estos excombatientes en el Hospital Militar inflige a la moral de las Fuerzas Armadas y a las familias de los militares afectados por el conflicto.

¿Cómo pueden los militares y sus familias aceptar que quienes los atacaron y causaron tanto sufrimiento ahora compartan el mismo espacio de sanación? ¿Es justo para los soldados que han perdido miembros en combate, o que sufren de trastorno de estrés postraumático, ver a sus antiguos enemigos recibir tratamiento en el mismo hospital?

https://www.eluniversal.com.co/colombia/2024/05/21/desmovilizados-farc-recibiran-atencion-en-hospital-militar

Implicaciones para el Futuro

Permitir que los desmovilizados de las FARC accedan al Hospital Militar podría sentar un peligroso precedente. ¿Qué sigue después? ¿Veremos a cabecillas de grupos insurgentes residiendo en casas fiscales del ejército? ¿A los hijos de guerrilleros estudiando en liceos militares y colegios navales? ¿A los mismos guerrilleros celebrando en clubes de oficiales y suboficiales?

Esta iniciativa no solo afecta la moral de los militares, sino que también puede saturar los servicios que deberían estar dedicados exclusivamente a quienes han servido con honor y sacrificio. Los recursos del Hospital Militar, que ya son limitados, podrían desviarse para atender a personas que han causado tanto dolor y destrucción.

¿Por Qué No Fortalecer la Política de Bienestar para Soldados?

En lugar de enfocar los esfuerzos en la integración de exguerrilleros en instituciones militares, el Gobierno debería centrar sus recursos y políticas en fortalecer el bienestar de los soldados profesionales y sus familias. Estos héroes merecen más apoyo, mejores servicios de salud y programas de rehabilitación que reconozcan y honren su servicio al país.

Es por estas razones que se ha creado la ONG Hijos de los Héroes, una organización dedicada a unir a las familias de los militares y asegurarse de que sus derechos y necesidades no sean olvidados o subestimados. Esta ONG busca defender lo que nuestros héroes han construido con tanto esfuerzo y sacrificio, y evitar que decisiones como esta erosionen su legado y sus derechos.

Los Procesos en Curso y la Justicia

Muchos de los guerrilleros desmovilizados aún tienen procesos judiciales en curso. Permitirles acceso al Hospital Militar antes de que hayan pagado completamente su deuda con la sociedad es una burla a la justicia. Las familias de los militares, así como los mismos militares, son revictimizados por esta medida. El dolor y el sacrificio que han soportado no pueden ser simplemente ignorados en nombre de una reconciliación que, en este contexto, parece forzada y desconsiderada.

El Hospital Militar es para los Héroes

El Hospital Militar debe seguir siendo un santuario para aquellos que han servido a la patria con honor. Es un lugar destinado a la recuperación de los héroes, no de aquellos que han causado tanto sufrimiento. La “solidaridad” que pide el ministro Velásquez debe primero ser dirigida hacia aquellos que han defendido y protegido a la nación.

La Posición del Gobierno y la Reconciliación

El Gobierno, al enfatizar la importancia de la reconciliación, parece olvidar que esta debe ser construida sobre la base de la justicia y el respeto por quienes han sufrido en carne propia las atrocidades del conflicto. La directora de la Unidad de Implementación del Acuerdo de Paz, Gloria Cuartas, menciona que los desmovilizados enfrentan estigmatización y discriminación. Sin embargo, ¿qué hay de la estigmatización y el sufrimiento continuo de los militares y sus familias?

La reconciliación no puede ser unilateral. Requiere un equilibrio entre la justicia y la compasión, pero sobre todo, un reconocimiento de la verdad y el sufrimiento de todas las partes involucradas. Los militares que han sido heridos en combate y sus familias merecen ver sus sacrificios reconocidos y respetados, no minimizados por políticas que parecen priorizar a sus antiguos enemigos.

Conclusión

Permitir que los guerrilleros desmovilizados de las FARC reciban atención en el Hospital Militar Central de Bogotá es una medida profundamente controversial que amenaza con socavar la moral de las Fuerzas Armadas y revictimizar a aquellos que ya han sufrido mucho. La “solidaridad” que pide el Ministro de Defensa debe ser reevaluada a la luz de la justicia y el respeto por los sacrificios de nuestros militares.

El Hospital Militar debe permanecer como un lugar dedicado a aquellos que han servido con honor y sacrificio, no como una herramienta política para una reconciliación que, en su forma actual, parece desconsiderar el dolor y el sufrimiento de los verdaderos héroes de esta nación. La prioridad debe ser fortalecer las políticas de bienestar para los soldados profesionales y sus familias, asegurando que sus derechos y necesidades sean atendidos de manera justa y digna.

Por estas razones, la comunidad militar y sus aliados deben mantenerse vigilantes y unidos, defendiendo los valores y las instituciones que han sido construidas con tanto esfuerzo y sacrificio, y asegurando que las decisiones gubernamentales reflejen una verdadera justicia y respeto por aquellos que han dado todo por la patria.

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